sábado, 16 de junio de 2012

VOCES PARDAS

Ana y Teresa vuelven del colegio en colectivo, cuchichean.
-¿Vos qué pensás, pecó o no?
-No creo, ella no.
-A mi no me gustaría ser como la Virgen María.
-¡A mi tampoco, para nada!
Pasan los años, las chicas se casan, tienen hijos, familias exitosas y Ana, un amante. Le cuenta su aventura a la amiga y la invita a una fiesta.
-¿Venís mañana?
-No puedo, mi marido y los chicos están en casa, no como los tuyos que se fueron al intercolegial.
-Los hubieras inscripto.
-¡Qué sabía! ¿Vos cómo te salvaste de ir?
-Me hice la enferma ¡Dale! Pensemos una excusa para vos.
La piensan y en esa fiesta, Teresa conoce a su amante. Para cubrirse y arreglar las salidas acuerdan un código y se llaman al celu.
-El cura pidió que fuéramos a la reunión de caridad.
-¿Qué hay que hacer?
-Clasificar donaciones de ropa para los pobres.
-Pasame a buscar.
La palabra ‘ropa’ es la clave, ‘joda’ en puerta. Al tiempo otra llamada.
-Tere ¡ya está! ¡Ya lo hice!
-¿Cómo te fue?
-Todo bien. Todo limpito.
-Creo que yo también voy a tener que hacérmelo. No me viene.
-Andá tranquila. No pasa nada.
Después de unas semanas las amigas se encuentran en la Plaza del Congreso, están con el colegio de sus hijos manifestando contra el aborto.
-¿Cómo te fue, Tere?
-Todo bien, todo limpito.  
                                         Ecunhi. Noviembre 2011.



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