martes, 21 de enero de 2014

el pintor

en el banco de la plaza
levantaba la vista hacia los árboles,
se pierde entre las ramas,
retornaría  al hilo de su idea
tal vez hacia la tierra nervadura.

Después dibujará firuletes en el aire,
cuando su lápiz, su voz sobre el aliento,
medía a la distancia formas y volúmenes.
Quedarán transeúntes en demora,
mirones sobre trazo latente,
que recién inaugura y escapaba.

La línea expande y contrae
tuerce y retorcerá,
retomaría algún andarivel,
cantaba en discordia,
debatirá el lance,
elige entre la fuente y el estorbo,
revoltosa pirueta de la esencia, carcajea.

Vislumbraban imágenes los presentes,
círculo en ancas de triángulo,
registran la esquina en falsa escuadra
y en las astillas del espejo inconcreto
subirán la mente por agujas.
Se desprendían sin soltarse, singulares.

Pintará el pintor ese dibujo.
Sospecharon los paseantes del gris tenue,
aparecía el rosa viejo,
sin voz requerirán violeta,
una neurona apartará celeste-azul y cielo,
bajo llave encerraban magenta con turquesa,
quemarán ansiedad y toxinas en luz de sol,
deliraba esa voluta borrascosa.

Atardecerá transparencia del reflejo,
acariciaba, acariciaba, el pincel lacio
la visión superpuesta de la vida.

Y afuera del margen, al abismo,
el borde menguante de la luna.

Alguien nombrará una estrella,
salía a brillar la verdadera
sobre los árboles de la plaza.


                                                  alicia rajlin
                                       Buenos Aires enero 2014





No hay comentarios:

Publicar un comentario