Un túnel de arbustos envuelve el camino, la huella de pisadas tambalea y avanza serena una figura. Se desdibuja al contonearse en un tropiezo, retrocede y se afianza, crece segura. Habla sin palabras, guía sus músculos flexibles, tendones fuertes, hombros caídos, torso hacia delante. Percibe una amenaza, se tensa y amaga un movimiento circular. Se alza sobre la punta de un pié, extiende, gira y contrae la pierna suspendida. Impulsa una patada en el aire y rechaza el peligro. Barre con la mirada, se posa en tierra, escucha la calma y sigue su compás por el sendero.
En un claro del follaje se filtra luz y proyecta su sombra la figura, se agita. Empuja los talones contra el piso, afloja el codo, el brazo supera la cabeza y la circula. Su propia sombra la perturba hasta el espanto. Alarga el brazo y con el borde de la mano la golpea en la garganta, caen la sombra, el espanto y la figura.
Ecunhi Agosto 2012
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